"Aquel había sido un día agotador después del trabajo. Me saqué la corbata y me desabotoné la camisa. Abrí el refrigerador, pero no tenía hambre; prendí el televisor, pero no quería ver nada. Terminé encendiendo mi equipo de música y salí al balcón de mi apartamento...
Llovía fuerte y corría un viento tremendo a esa altura, pero no importaba mojarme, siempre me relajaba el hacerlo...

Ya era bastante el tiempo sin verla. Me había propuesto olvidarla tantas veces, mi trabajo me ayudaba a hacerlo, pero cada noche esa promesa se esfumaba...cada vez que estaba en la soledad de mi hogar, por más que quisiera no podía dejar de pensar en ella.
Apoyado en mi baranda sin saber qué hacía mojándome por tanto tiempo, me di cuenta que la buscaba: buscaba sus ojos en los faroles que alumbraban la noche, buscaba su sonrisa en las nubes, buscaba su aroma en el viento, buscaba su andar en el movimiento de los árboles...y así en cada cosa lograba encontrar esos pequeños detalles que tanto amé de ella alguna vez. Y aunque lograba reconstruirla entera, perfecta...ella no estaba ahí...
La había perdido, quizás para siempre...nunca he sido hombre de segundas oportunidades, ni de darlas ni de recibirlas...siempre creí que las cosas debían seguir su rumbo. El problema es que mientras todo el mundo seguía el suyo, yo no podía seguir el mío... En una especie de
déjà-vu, creo que siempre supe que terminaría así, teniéndolo todo...todo excepto a ella.
Y esa noche, tal como todas mis noches, aún sabiendo que nunca más la vería, la seguí buscando en el horizonte infinito de la ciudad, esperando por ella...esperándola una vez más..."
José Luis...